Hablaré con mis pies, para que disminuyan su deseo de estar descalzos.
Para que dejen de sentir la tierra.
Les pediré que paren de reconocer tus pasos y tus latidos a través de la distancia.
Pediré a mi cuerpo que deje de esperarte, a mi nariz que deje de reconocer tu olor.
Hablaré con mi meñique para que olvide tu tacto y pediré a mis ojos que borren esa imagen.
Pediré a mis manos, que por un tiempi, dejen de escribir historias de tierras lejanas, que talvez alguna vez, han existido en mis sueños.
Hablaré con ellas para que aprendan otra vez a estar vacías.
Y así, paso a paso, poco a poco...
dejar... dejar de hablar para olvidarte.
21 de febrero de 2008
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