11 de mayo de 2011

La miro.

Está intentando entender por qué estos 40 segundos de canción sin letra le han llenado de agua los ojos.

2 de mayo de 2011

El la observa, la acompaña, la entiende. La ha visto deshacerse entre noches de desvelos, confusiones, distracciones y certezas. Eterno compañero, sonrisa asegurada. Esa mano que guía la suya cuando quiere ser guiada, ser otra. La mira con cariño, la aconseja. No hay celo no hay envidia, no hace falta la carne o la voz. El alma basta y acaso se ha partido. No. Se siente ajeno. Es parte y público, defensor y culpable. Eterno susurro, refugio de niña, vicio de adulta. El único que conoce la verdad... el único que la acepta. ¿Cómo podría sentirse sola?
Agolpo recuerdos en mi mente. Los busco en rincones y recupero porque los necesito. Estas imágenes pasadas, vividas o imaginadas. Las guardo en rincones impropios, en ecos de cosquillas y tintineos. Las vuelvo alientos que regresan a mis poros con intención de escalofrío.

Esta flama bailarina que es estrella, chispa, tesoro. Es orgullo y secreto. No quiero que muera, busco su explosión su incendio. Quiero quemarme en colores, hacerme agua, renacer. Girar, volar, dar piruetas como he hecho antes, como se hacer... como quiero insinuar que puedo al caminar.

Vuelvo a paredes frías, pisos de arena, instrumentos de cuerpo y enigmas escritos sobre la piel. Absorbo el sol, lo guardo dentro.

Revivo los recuerdos porque juego cuando quiero. Porque soy así hacia adentro y hacia afuera. Pierdo la paciencia pero espero... espero que pronto me sorprendas como quiero.