Rant terapéutico.

La nostalgia acumulada se agolpa por sorpresa
 en los ojos, en las manos, en los poros.
Particularmente en las fosas nasales que se abren espámicas porque quieren aguantar
ser la columna fortaleza que detenga el ataque demasiado subjetivo de un nudo, este nudo.
Oxígeno viciado con demasiados recuerdos removidos y alborotados desde el colmo de una estupidez electrónica.
Necedad y su efecto asfixia.
Destellos de odio y clones de despecho que bailan divertidos demasiado cerca. ¿Cómo se les apaga la música, si no se ha sabido extinguir una brasa?
Maldigo la fiesta en el limbo del día del mago.
Espero la paciencia y su aparecer tardío. Espero.

Saborear una paleta de jamaica como si fuera tu lengua, como perieco de tu boca que no es hielo. Estas al lado y me parece que tendré que recorrer kilómetros para apagar esta curiosidad atorada de labios. Me pregunto si intuyes el agitar de mi aura, de mis destellos de deseo. No es nueva la espera del momento, la apuesta al efecto. Sólo con la piel sigo jugando.

Posible Origen II

Todas las pasiones son cuestión de sed.
No hizo falta padre.
Hera sucumbió al capricho de sus labios por labios.
Se apropió del fuego, del calor de los cuerpos. 
No faltó Zeus para volverse río y saciar las lenguas.
Hera, compartiendo esposo más no amante, delirio de Eco y Leto: les enseñó a devorarla.
Locura en el lecho bajo sus términos, sin intermediarios ni interrupciones. 
Entrega sin frutos.
Fluidos que son vida y en el arrebato son brasas: fueron ardores y al final liquidado, engendrado.
Clamores resonantes.
Fue amo Hefesto de la hoguera. Dueño de Afrodita.
El don del fuego para el hijo del éxtasis.

Nota el secreto que se esconde tan evidente en mi boca. Piensa en la promesa que guarda mi lengua y sientela en tu estómago, explorando tu ombligo y recorriendo tu oído, endulzando tu mente. Es la mezcla de palabras y humedades, es mi saliva que te aguarda y guarda la respuesta a tu sed. Por eso está clavado también entre tus labios curiosos de mi.

Hagamos acto de ausencia, de esos para disfrutarte. Protocolos silenciosos y oscuros entre flores que se quedaron sin sonrojos: que se les fue la sangre, que dejaron de latir.

Murmuros que pretenden ser acompañantes de almas, que serán quizás hilos que tejen escaleras a otros cielos.

Y tus ojos cansados. Y mis ojos en los tuyos.

Reflexión botánica

Llegué a una conclusión existencial botánica: el ficus es un wannabe árbol.

No porque tenga tronco e intento de follaje se le debería considerar tal, pedazo de arbusto sin sombra ni flor ni fruto. Anhelo jacarandoso o frambollánico, colorido y estacional, eso es árbol y no meras fachadas, sin tocar siquiera troncales temas de ceibas o tules, porque esos no son tan urbanos y es otra historia.