30 de marzo de 2010

Por tu piel

No puedo dejarme llevar... por tu piel.
En realidad no se si pudiera o podría... sé que no puedo. Ha pasado el tiempo y los caminos andados han sido vastos y sinuosos. Hemos perdido el hilo quizas, y esa mirada tan particular que unicamente tenía nuestra mutua dedicatoria. Nunca hubo nada, hay que aceptarlo... tampoco fue vacío. La incongruencia entre presencia y ausencia de una situación particular.

Particular es el adjetivo exacto. Siempre es posible tomarte y platicar. Hasta plagiarte un poco y regarte en otros espacios de tiempos que nunca fueron.

¡Vaya juegos! ¿no te parece?
Me encanta ser yo contigo, ese yo que siempre he sido desde aquella banca escolar en que te miraba furtivamente, para ver si te descubría mirandome furtivamente. Así sigo tras los años porque me resisto a dejar de ser esto que me gusta tanto. Infante, pequeña, casi ingenua.

Me emociono mucho por hablar contigo. Es como darle cuerda a algo que anda por ahí. Libre y feliz, porque no podría andar por ahí de otra manera. Igual que yo, igual que tu. Libres y felices tal cual somos y hemos sido en choces, encuentros y distancias.

Fue un gusto hablar contigo y jugar otra vez. Como de costumbre me has hecho sonreír.

4 de marzo de 2010

Tras la ventana

Ansiosa de encuentro. De asumir de nuevo tu presencia llena de beso y ese aroma. Lo he construido como collage con estos trozos de recuerdo que ante la verdadera emoción me parecen terríblemente insípidos.

Necesito tu ruido y movimiento... Ese agitarme para descubrirme siendo lado oculto en plena luz. Espero.

Los caminos se alargan como ligas y el horizonte que anhelo, aunque definitivamente alcanzable, me golpea con la distancia que lo separa de mis pies.

El tiempo y su efecto sobre los colores del cielo... Pienso en el resto de la arena, la que aun no cae a través de la cintura del reloj. Si tan solo pudiera romperlo un poco (cuántos hombres han deseado lo mismo... cuántas veces he odiado ese lento caer).

Justo antes, así como mi ser se revuelve en nervio expectante, tu recuerdo se nubla y agudiza la urgencia de construir un nuevo momento con tu nombre.
Espero...
Sigo tras la ventana.