9 de abril de 2010

Silencio

Talvez deba callar... aprender a vivir con este enredo de cabeza sin que ninguna evidencia, ningun deshilado delator se salga por mis oídos.

Quizás llegó el momento de refugiarme de nuevo al fondo del alcatraz... dormir. Dar la espalda para que lo que soy no se me desborde de los ojos, para que la sangre tinta que emana de mis yemas no haga daño, para que no me revuelque la ausencia de tormenta, mi ansia de marea alta casi naufragio.

Debo de salir descalza a escondidas, refugiarme en la noche para respirar y gritar. Escribir sobre fondo negro para que mis palabras sean anónimas. Sonreir solo de acuerdo al entorno, hablar en pausas y acentos conocidos, acoplar mi ritmo al de los vecinos... al menos ante la luz.

Poner candado al baúl de mi historia para evitar que salga alguna anécdota a dar la vuelta aunque su evoque sea evidente. Disimular que tengo memoria, más aun esconder que no me molesta.

Acomodarme en la balsa y dejarme arrastrar por la corriente, abriendo los ojos, observando el paisaje pero sin emitir sonido. Guardarme mis opiniones, mentir sobre mis identidades, mis espacios, mi voz.

Dejar de ser ante otros ojos... ser solo para mí y a oscuras. Dejar de decir incluso esto.

Talvez esa sea la solución a este conflicto. Abrazar el silencio.