24 de septiembre de 2010

Llega el otoño y siento sus estragos. Mi piel se vuelve hoja que bien salta, bien corre... bien cruje bajo pisadas propias y ajenas.

Luna de fuego que enciende tacto y neuronas.

Vuelve mi mirada, vuelve la dualidad. Disculpa mi desatino al abrazarte en plural y singular.

Admito que puedo volar y salto, a veces para sentirme cayendo. A veces espero que me salves, a veces espero que me arrojes.

Ayer te esperé en mi piel, hoy en mis ojos.

Del otro lado puedo sonreír... porque el mar aun se mantiene con mareas e indomable.