30 de octubre de 2008

El Mago volvió a mis sueños una madrugada de otoño, casi como era previsto.
El rostro era diferente, la mano herida.
Probablemente por guardar el hechizo al fondo del cajón, por olvidar la cualidad que lo unió a mi.
Es comprensible... nunca nadie le dijo que podía ser, que era algo más que un hombre.
Al menos no hasta que yo llegué.
... Por eso guardó la magia en el rincón más oscuro de su memoria. Por eso cerró los ojos y la boca. Entiendo.
A mi tampoco me dijeron nada de lo que había tras la cortina de tiempo-manecilla.
Nunca aprendí a ignorar lo que sentía mas allá de las yemas de mis dedos... de las cosquillas de mi espalda.
El Mago vuelve a dormir como había estado siempre, se aleja al fin y yo lo dejo ir sonriendo en mi sueño. Casi sin dolor, casi sin conciencia.
Abro los ojos a días de frío soleado, de ecos de horizontes invisibles.
Días de azul y rojo bailando... en espera...
Me recuerdan al cortejo de las aves tornasoles en plazas de historia.

Esperan el choque cósmico...

24 de octubre de 2008

Rompe, deshace.
Desintegra el espacio entre mi espalda y tu pecho, entre tu lengua y mi oído.
Rompelo a gritos o murmullos.
Que desaparezca.
Abrir los ojos en mañana promesa, mis manos quieren dormir otra vez.
Espero...

22 de octubre de 2008

Asumir que te estoy queriendo a pesar de mis huidas internas y mi sorpresa.
Entender que no está mal, que no es error lo que camino y pienso.
Aceptar que si pudiera elegir sería tuya mi compañía nocturna.
Sonreír con ganas y vergüenza de mi estado nuevo y desconocido.
Temer el paso siguiente, que sigue pintado de morado.
Respirar profundo mirando al abismo, no avanzar.
Y después de todo,
a pesar de todo.
Te advierto... que me iré.

14 de octubre de 2008

Orbe de Estío

Construir caminar soñar amar.
Ver hojas caer y pensar en volar.
Hoy otra vez bajo tu cielo, tu ojo.
Luna otoñal que me sigue como en mi infancia,
que promete amistad eterna, que cumple.

Escribe con sombras nocturas sobre adoquines... la historia fluye como savia de mercurio corriendo tras el tiempo, buscando recuerdos que insisten en su juventud.
Huellas que no duelen. No bajo esta luz.

Sigo aqui mirando a mi hermana celeste, hablando de sueños, sintiendo mis alas.
No me brotan ilusiones como antes, no me ruedan pedazos de visión.
Reconozco tu aroma, tu semilla de ausencia, de presencia invisible que solo he sabido imaginar.

Misterio que guardo bajo piel, bajo pestañas... bajo hojarasca voladora y viajera.
Destino de ceniza de sabores.
Tomo dosis de luz satelital, y lo aleatorio me parece secuencia, murmullo de destino, de camino bien andado.
Asi otra vez, bebo humo y fumo agua, entre el crater donde elude mi alma las miradas.
Alma que asoma otra vez para mirar y sonríe.
Una vez mas y por siempre, me sigo despidiendo.

1 de octubre de 2008

Confesiones

Vuelven las manos frías a las aún heladas teclas, que una vez fueron canción.
Aplastada bajo el síndrome otoñal, la susceptibilidad estacional, es necesario decir o al menos mal-decir, a que huelen las hojas junto antes de saltar.
Describir el ritmo al que bailan las ramas frente a mi ventana, y también tras de ellas... las del fondo del recuerdo que no quiero ni intento cubrir de tierra y actualidad.
Los rincones de mi alma-salamandra sonríen ante el estío inminente.
Mi nariz aun no está lo suficientemente fría pero siento... aun aquí, la complicidad con la combinación de viento y sol, de humo y agua.
Debo confesar, que aun de pronto te extraño sin tu permiso.
Que de repente tu nombre aparece entre líneas de canción indie.
Que me encantaría romper este silencio para recordar con tacto las sonrisas.
Que a veces aun aprieto el hilo que amarré a tu espalda en secreto... y pienso y sigo.
No quiero volver, ni siquiera si fuera posible.
Debo confesar que cuando todo esto pasa, y mis pulmones se llenan de tintes de nostalgia.
Aun se sonreir y agradecer la explosión que me regalaste alguna vez... hace algun tiempo...