30 de octubre de 2008

El Mago volvió a mis sueños una madrugada de otoño, casi como era previsto.
El rostro era diferente, la mano herida.
Probablemente por guardar el hechizo al fondo del cajón, por olvidar la cualidad que lo unió a mi.
Es comprensible... nunca nadie le dijo que podía ser, que era algo más que un hombre.
Al menos no hasta que yo llegué.
... Por eso guardó la magia en el rincón más oscuro de su memoria. Por eso cerró los ojos y la boca. Entiendo.
A mi tampoco me dijeron nada de lo que había tras la cortina de tiempo-manecilla.
Nunca aprendí a ignorar lo que sentía mas allá de las yemas de mis dedos... de las cosquillas de mi espalda.
El Mago vuelve a dormir como había estado siempre, se aleja al fin y yo lo dejo ir sonriendo en mi sueño. Casi sin dolor, casi sin conciencia.
Abro los ojos a días de frío soleado, de ecos de horizontes invisibles.
Días de azul y rojo bailando... en espera...
Me recuerdan al cortejo de las aves tornasoles en plazas de historia.

Esperan el choque cósmico...

2 comentarios:

TuliPaN dijo...

YEahhhhhhhhhhhhhh eso del frío soleado me parece familiar, es ke asi es aki en el pueblo fantasma no?? lol

Pionero dijo...

la magia es el arte de cautivar, y si hablamos de algo cautivo, hablamos de un eterno morado presente, pasado y furturo... no cres??