23 de julio de 2008

Descanse en Paz Tia Loti

Sólo vi una vez a la Tía Loti... exactamente en su cumpleaños numero 100... centenario.
Recuerdo sus ojos llenos de tiempo y tierra, de cicatrices de lágrimas.
Sus arrugas de viejas sonrisas y muecas, sus labios llenos de besos maternales y no.
Se fue la Tía Loti, aquel personaje ejemplar que conocí justo a tiempo en mi adolescencia loca, en aquel viaje de reconocimiento familiar.

El piso lleno de juncia a la usanza chiapaneca, la marimba animando siempre la fiesta.
La primera cerveza que bebí frente a mi madre y la carne tártara.
Sola en medio de un valle, rodeada de herencia y evidencia de que por mis venas corre café.
Pasos de años, ritmo de viejos, magia de baile y juventud gastada por el ir y venir del sol.

Se fue la Tía Loti, descansa en paz tras tantos surcos de piel bien gastados. Yo recuerdo aun ese viaje, ese montón de imágenes coloniales con historia personal.
Tierra Santa familiar, Motozintla Chiapas. Con su río Nilo y su viejo aeropuerto... con las historias de mis tías y abuela... con la casa de Mamá Enriqueta al final de la pendiente por la que rodó el paquete de periódico. Con la casa de los acérrimos enemigos infantiles de mis tías.

La historia se graba en arrugas y humedades oculares. Las canas pierden color y guardan reflejos del mundo por el que hemos pasado. Si vivo tanto como Tía Loti, quiero recordarlo todo... como aquel duende elefante.