8 de mayo de 2017

Forman mosaicos las sombras
de tus altas venas, ciudad, en
esta pronta hora. Te sonrío como antes,
como siempre.

Llaman tus zurcos a mis pies
descalzos para percibir cada latido.
Es mi espalda la que quiere
otra vez descansar en tus
duros ríos.
En la quietud.
En el instante siempre previo.

Es frío este aliento que me llena
también trago y saboreo,
siento seducción.
Está viva, ciudad, me hablas de nuevo.
Te vuelves mi cómplice
en otro amanecer.

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