Despierta con la nostalgia entre las uñas…
Balbucean algo pero no alcanza a entender.
Hasta que las yemas de los dedos comienzan a arder por la falta de su tacto.
Entonces comprende que gritan su nombre, sus miles de nombres con un par de ojos.
Aquellos que la han visto de pronto con tanta facilidad.
Azul desde los pies, sin perder la sonrisa.
El espacio a su lado sigue y seguirá vacío.
¿Por qué tenía que amanecer nublado?
26 de octubre de 2007
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