15 de octubre de 2007

Leyenda del nacimiento de las playas (¿y porqué la quinta?)

El hada miró al espíritu, aquel antisocial con descripción pendiente al que anhelaba con tanta constancia.
Pensó en la luna, en su eterno baile lejano con el sol y la sonrisa tan amarga que los humanos miraban cada noche.
El espíritu sonrió una vez mas y ella sintió el aire salado llenar sus pulmones tan pequeños, tan dañados... algunas hadas fuman.
Con el alma llena le dijo... por cada quienta vez que piense en ti cortaré un pedazo de mis alas y lo arrojaré a mi hermano, el mar. No te preocupes, mis alas nunca mueresn. Se regeneran a cada sonrisa y tu me las provocas tanto, aunque no sepan a cajeta o a palestas de colores... son sonrisas de verdad. Por eso aunque corte este pequeño pedazo de ala brillante, nunca dejaré de volar, no te preocupes.

Pasó el tiempo y el hada, por ser hada y ser así, cumplió su promesa.
Su hermano el mar, con su vaivén eterno, expulsó uno a uno, miles a miles, los besos deseados, las caricias inexistentes, los ojos ausentes y las manos imaginarias que el hada, cumpliendo la promesa, arrojó uno a uno.
Y las orillas de los mares se llenaron de pequeños pedazos brillantes de limbo, de amor imposible, a veces negro, a veces blanco. A veces helado y a veces ardiente...
Los humanos hundieron sus pies en los restos de ilusión y sonrierorn, sintiendo el contagio de aquella vieja pasión.
Y ahi están aun, brillando bajo el sol, jugando con la espuma de las olas... pedazos de ala de hada que aun caen y se ven caer de pronto, desde algun sitio donde el hada sigue pensando, como tantas veces, en aquel espiritu con nombre italiano.

1 comentario:

TuliPaN dijo...

Me encanta tu imaginación, mucha creatividad y a la vez cosas reales (realismo e idealismo coexisten algo así me has dicho no?) =D