Era necesario apagar su alma de niña.
¿Que quieres jugar? ¿Que cuento te gusta? ¿Jugarías conmigo?
Esta diversión no es de infancia ni requiere días de sol.¿Que papel eligiría si le pidiera una historia? Las sonrisas y miradas talvez logren confundir.
Una vez que cierra los ojos siguen las preguntas.
Las esquinas y rincones que serían adecuados para el juego particular. El escenario necesario para crear o imaginar.
En que zonas anatómicas se centraría su personaje... que palabras que voces correrían por sus oídos. Que disfraces se deslizan en la historia de que cuerpos y que pisos...
En sus ojos las palabras y hasta imagenes ajenas de otros juegos e ideas y placeres y locuras.
En su piel la pregunta, el poro curioso... el latir...
Busca los ojos o la distancia. Busca el contacto alejado... y lanza la propuesta:
¿Jugarías conmigo?