Pon atención soñador... mucha.
Si un destello nubla tu vista, aunque feliz, no olvides abrir los ojos.
Esa sombra que es apenas perceptible, ese silencio, esa oscuridad que a veces te habla existe.
Ese agridulce sabor no es un aderezo... no es un betún... esta es la sangre a la que has seguido. La brisa no es un aleteo amigable... no siempre.
A veces las corrientes acercan los barcos de papel y ciertas otras avivan el fuego. No hay programación ni predicción adecuada.
No hay garantía de buen clima, solo los esfuerzos y promesas selladas.
No lo olvides soñador... no cierres los ojos a aquel pacto entre tu lucha y tu aliada. Entre tu miedo y tu refugio hay una larga historia... una amistad... no lo olvides. Y toma tus precauciones.
20 de enero de 2010
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