12 de enero de 2010

recuentos

Supongo que si me permito un recuento... un momento para volver los pasos, recorrer una vez mas la línea intermitente de migajas que me he ido dejando para ser capaz de mirarme desde un tiempo distino... como hoy. Si me lo permito supongo que aprenderé muchas cosas como hoy aprendo que no debo temer a ciertos ojos y aprendo que mis palabras pesan y han pesado. Que soy así: un poco un lenguaje... un signo que es capaz de ser leído al menos una vez y entendido de pronto.
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Sus manos recorrieron el camino que plantó en piedra, hoja y tecla un mensaje evidentemente oculto. Era la intención y hoy es claro. El secreto, el silencio y el espacio vacío cobran un sentido nuevo bajo una luna distinta y un clima familiar.

Las palabras están ahí y llaman y dicen que el tiempo no pesará siempre, nunca o jamás. Que el hada puede despertar cualquier dia de estos y dormir al fondo del alcatraz en interminables noches invernales tras otoños tormentosos de identidad e historia. Hay magos rondando por el mundo y señales entre los renglones de un texto ajeno, propio, elegido o encontrado tras el casual velo de la mirada adecuada.

Entiende niña de nunca que si dices siempre solo es tuyo... y sólo a veces será cierto o quizás jamás. Entiende ojo de hoy que la evidencia del peligro es clara y hay que saber caminar con cautela... sin dejar de saber cuando saltar del puente.

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