26 de febrero de 2010

Quiero

Quiero mi libro abierto y tus ojos clavados en sus vaivenes. Que recorras una a una todas las historias por partes y en desorden. Historias de ayer, de hoy, de siempre y nunca. Cuentos inventados o escondidos de caminos recorridos u olvidados, soñados o construidos como éste sendero que pensamos al unísono cuando dormimos.

Quiero verte en mis palabras y tras de ellas. Que entiendas la brisa que genera la libertad y el fuerte refugio de una mirada. Quiero que respires y sonrías como hasta ahora, que me cuentes esta fábula en la cama si te lo pido, como antes, con pupilas niñas.

Quiero despertar en simbiosis, con pecho en espalda y alma en alma; perder el frío, perder el miedo, gritar gemir cantar y aprender a llorar de nuevo. Quiero que me lastimes y me sanes hasta las heridas que no son tuyas. Que me mires y veas como soy... que no lo olvides.

Quiero tener permiso para besarte mientras duermes, para sacarte la lengua y portarme como adulta, como vieja pero sobre todo como niño. Reírme de ti mientras te abrazo, decirte tonterías y hacerte caras para que tus carcajadas vuelen y se rompan en nubes bermellon como las de tantos atardeceres que han caído sobre nuestras cabezas.

Que no te caigas, que no estés triste, que nunca mueras. Que aunque sea tan yo... siempre me quieras.

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