23 de enero de 2012

Barreras

Había estado tan quieto que el repentino movimiento le dejó el sobresalto amarrado a las costillas. El silencio se había roto pero ella ni siquiera había notado las grietas y ahora que leía esos caminos casi azarosos se sorprendía con la reacción.

La distancia es consuelo, se puede preparar la perdida compostura, salir victoriosa al disimular. Aguantar las ganas de gritar que no quiere volver a pasar las yemas por esas letras rotas que amenazan con desanudar. El parece decir que está listo, que avanza sin barreras. ¿Cómo responder si no es sonriendo, escondiendo todavía aquella verdad? Que ella un día se desvistió de todas las paredes, para ser libre y prisionera frente a el. Que su espalda fue pregunta:
¿acaso castigo?
¿acaso ignorancia?
¿acaso ceguera u ojos cerrados?
Y aprendió sin duda a tatuar poco a poco los nuevos ladrillos que no rompería jamás.

No hay que perder la propia piel ni el aroma de la ajena que es refugio y calma. Así con tinta de experiencia puede seguir y observar. Que tu aventura sea grande, buena suerte trotamundos.

Ya veremos en un tiempo si también aprendiste a derrumbar.

No hay comentarios: