2 de mayo de 2014

Pasaportes.

Un ataque de pánico al caer esa idea: no me van a devolver mi pasaporte viejo.
Con su vieja foto, número, vigencia.
Con átomos de aduanas lejanas agolpados en sus poros. ¿Y mis sellos? Evidencia de lo andado, lo volado, lo visto. Lo quiero de vuelta, debería haber mentido y simulado su robo o extravío pero no considere este apego tan pesado. Apenas puedo respirar mientras repaso mentalmente mas pagina y leo nombres de países, de rincones geográficos que también son esquinas de vida donde quizás no di bien la vuelta. ¿Y si lo olvido todo? Que evidencia fidedigna podría tener de los inviernos y veranos, de los husos atravesados, de otros ríos donde no nadé. En mis ojos se suceden postales mentales:
Montevideo y el malecón, la tormenta de nieve, el faro y el catamaran en el fin del mundo, el panteón de recoleta, Tigre y su tren... Lo quiero de vuelta!! ¿Que acaso no han encontrado una moderna tecnología que anule esta retrograda practica de separar un mapa personal, si bien temporal, de su portador humano? ¿¿Como asegurar que sigo hacia delante, con las puntas de los pies hacia afuera, si las hojas nuevas y vacías no conocen lo recorrido?
¿No es asi acaso mi vida hoy en esta encrucijada igual que insulsa sala de espera en busca de destino pero que se resiste a obviar huellas y cicatrices?
Ataque de pánico
No puedo
Respirar
Nudo de garganta... (No me lo quiten por favor).
Ojos vidriosos.
No quiero oír mi nombre, no se remplazar lo hecho con lo por hacer...

Y sí me lo regresaron.

No hay comentarios: