Un cabo mínimo que rompe atrevido cualquier noche
para ahogar los oscurecidos pestañeos.
No hay luna ni farola amiga
que se atreva a romper un momento.
No hay risa de niño cantor
ni ave mañanera.
Noche cueva.
Todo calla.
Y este año no hay sereno.
27 de mayo de 2016
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