14/ Diciembre / 2000

Hoy me encuentro aquí otra vez, buscándote enre tanta gente: tantas caras, tantas voces y saber que tu no estás.
Tontamente dejé crecer en mí la hiedra de la esperanza, que tapa mis ánimos al darme cuenta que no da fruto y solo mata y muere. Pero es tu culpa, porque hay una promesa de por medio.
Pero es mi culpa porque soy yo la que constantemente espero y examino rostros, ojos, voces; sin saber si voy a reconocerte, sin saber si estás ahi, si al fin has venido a verme.
Y es que sé que vendrás a mi algún día, pero no se cuando llegarás, y hoy de nuevo estoy sola entre la gente, con una sonrisa a medias, con emoción y pensamiento incongruentes, con una alegría incompleta.
Y salgo y busco la mitad de mi sonrisa, imaginando qeu tu la tienes; quiero encontrarla de prisa pero tu simplemente no vienes.
Lo que me preocupa es que tu no vengas nunca, que tu no tengas nada mientras yo sigo aquí esperanzada y no es justo que a veces eres mudo y a veces tienes voz, que las cosas que dices las creo y como totna las espero.
Es mi culpa porque no hay garantía de que tu vendrás a mi algún día, no hay promesa de tu llegada, en realidad de ti no tengo nada. Y no se por qué me empeño en seguir un día y otro esperando algo que talvez sea un vano sueño que al final cause llanto.
Y es que tantas personas te han visto y están contigo, pero tu nunca estás conmigo... ¿y si tú me estas buscando? ¿E igualmente piensas y no? ¿E igual te encuentras conmigo soñando? ¿Y si cuando me ves dudas, o talvez me ves y no te veo, o es que también cuando encuentras crees y no ves lo que yo creo?
No entiendo cuanto ha de pasar o cuanto debo esperar hasta que vengas, pero lo que me molesta es que talvez nunca te pongas en camino. Y creo que estoy destinada a vivir falsamente esperanzada... hasta que mi hiedra dé frutos mi rostro vestirá a veces de luto.