15 de agosto de 2007

24 marzo 2001

Y todo el tiempo su mente no se apartaba de los cuchillos, navajas, vidrios... objetos punzocortantes.
"Vaya gustos locos", pensó.
Pero no eran sólo los objetos: imaginó y vio su sangre, sus dedos escurriendo, su muñeca herida; sí, ultimamente había pensado mucho en eso, pero una vez más su mente regresó al comedor, a ese ritual silencioso y estúpido con una introducción más que desagradable.
"Cada vez es peor. Dios... ¿es mi culpa o la suya?"
"Siento esto tan cerca... esta locura"
Tragó saliva para apartar el nudo de su garganta, no por tristeza sino por coraje y frustración.
Si su voz se oía débil, era en verdad así, esa apatía de hablar tonterías.

Terminó de comer y fue directo al baño.
Había oído tantas veces de esto pero nunca lo había intentado con tanto ahínco.
Introdujo su dedo hasta su garganta haciendo esfuerzos por devolver.
"Sólo esta vez, me siento mal", se dijo como pretexto, pero entonces sucedió y al sacar todo también comenzó a llorar. Estaba al borde.

"Me pregunto cuánto tiempo aguantare esto... si lo aguantaré por siempre... estoy tan cansada. ¿Y si mi límite está mas cerca de lo que creo?"
"Es que no se dan cuenta de que mientras más intenten quitarme se acercan más a su propio fin, cuando ya no quede nada más que me puedan quitar y lo que quede esté totalmente en mis manos... talvez entonces yo misma me lo quite..."

1 comentario:

cxb€L dijo...

..tal vez uno mismo se lo quite..