2 de agosto de 2013

Evocaciones

No entendiste cuando dije que te pensaría, no escuchaste la sentencia de promesa, no se si tienes ojos para verla cumplirse de tanto en tanto.


"Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio..."
Promesa mía y para mí, como lealtad a la evidencia y fé sin explicación. Pocos entienden y otros tantos recelan esta manía de andar tan envuelta en el hoy mientras puedo, por juego u obsesión a asomarme a los ayeres. A ti te pienso y aun sonrío. Es tu imagen la que ha vuelto cuando otro maestro ha hablado de evocación y reflejos de charco. Mínima sigo siendo, con aleteos sigilosos y también con coincidencias y certezas dulces que hoy llegaron a mis labios tras el azaroso paseo de mis ojos.

"Algo similar sucede con mis muertos: prefiero conservarlos cercanos a mi memoria y no empolvados en el recuerdo distante. Quizá por lo mismo, la evocación de un beso, el latido de la ausencia, la nostalgia por un abrazo y el recuerdo de haber dormido muchas noches acompañado se acentúan en cuanto la luz de su imagen tiembla en el pozo de la mirada, como cuando la luna se deja ver en un charco."
 http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9184684

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