10 de junio de 2014

Cuando buscas mi mano la nada que somos se vuelve todo.

Buscas mi mano.
Cuando nadie ve ni debería eliges el tacto del tacto.
Mientras nos sumergimos en el otro te aferras y entrelazas tus dedos quizás para sentir como yo me sostengo también de este breve respiro que nos tragamos mutuamente.
Buscas mi mano y mis yemas le dan permiso a mi cuerpo de bailar más deprisa sobre el tuyo.
En mi mano la tuya desaparece en este apretón de instinto: este trato se sudores y gemidos entregados, regalados y huérfanos.
Buscas mi mano y cuando te has ido aun queda tu espacio entre mis huecos.

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